Sin entrar en si profesamos una religión o no, la mayoría de nosotros conocemos la exposición bíblica del comienzo del ser humano en el edén: dos seres libres de hacer lo que quisieran con una única prohibición, comer la fruta del árbol de la ciencia del bien y del mal. Eva no pudo resistirse a tal fruto tan apetecible, y el comerlo trajo sus consecuencias.
Se creó el planeta, dentro de un sistema solar infinito, incomprensible para el cerebro humano. Sea Dios, sea el Big Bang, fuera lo que fuera, al final éramos y somos una especie más. Lo que nos diferencia de otros animales es el pensamiento rico que se nos ha regalado, o que Eva robó al ingerir esa fruta deliciosa. Sin embargo, ¿realmente es un regalo? ¿O posiblemente es un regalo malamente aprovechado o incluso del cual abusamos?
Opciones con sabor a conocimiento
El conocimiento nos permite una visión más amplia del mundo, que a su vez, conlleva a ver distintas opciones. En un principio parece más deseable contar con más opciones… pero, ¿es así realmente? ¿O tener más opciones implica más dudas sobre qué opción es la más adecuada? ¿La que más deseo? En definitiva, la que sea mejor para uno mismo. Quizá lo más adecuado no es lo que quiero. Quizá sea la mejor a nivel individual, pero no en mi contexto. O peor, cuando lo que deseo no está a mi alcance. Sea como sea, una variedad de opciones puede llevar a insatisfacción, el anhelo de un futuro mejor, frustración y en última instancia, nos puede alejar de la felicidad y el “carpe diem”.
Ahora, ¿cuál es la mejor opción? ¿Existe? ¿Qué es lo mejor y para quién? Al final se trata de un concepto abstracto y subjetivo, aunque en algunos casos ciertamente hay opciones pactadas por la sociedad como mejores o más atractivas. Un ejemplo muy sencillo: Muchos pensamos que un BMW es una mejor opción y elección que un Opel, ¿porqué? ¿Es porque no todo el mundo puede acceder a esa opción? ¿Porque es más caro? ¿Porque tiene más caballos debajo el capó? ¿O puede que sea que reluce un diseño más atractivo? Ciertamente es más caro, también es cierto que goza de tener más caballos, ¿pero realmente es eso lo mejor para todos o solamente para algunos? Si luego hablamos de diseño… ya entramos en lo más subjetivo: ¿realmente es más elegante su silueta o es lo que hemos aprendido? ¿O es una percepción influida por el ansia de tener lo mejor… lo mejor que se ha pactado?
Los colores del presente
Esta serie tendrá su foco en varios conceptos respecto a diversas áreas vitales: la habituación, la aceptación, la responsabilidad y vivir en el aquí y ahora. Veremos como la novedad reluce con mucho brillo y como con el tiempo se convierte en algo mate y gris, cuando en realidad sigue siendo lo mismo, sólo que nosotros lo vemos con otros ojos, cambia nuestra percepción, cambiamos nosotros. Asimismo, si no vivimos en el presente, en el hoy, en este instante, perdemos lo que nos ofrece cada día, vivimos como si no existiera la muerte, que por suerte o desgracia no se nos escapa a nadie. El fin es poder volver a ver, ver las cosas por lo que son, disfrutarlas, aprovechar los conocimientos a nuestro favor, en fin, fomentar y mantener nuestro prisma de alegría y felicidad.