El confinamiento ha puesto de manifiesto la salud existente en las relaciones de pareja. Algunas parejas se han visto fortalecidas, mientras otras han experimentado un desgaste. En el segundo caso a menudo vemos que los problemas ya existentes entre ambos se han visto exacerbados. Como psicólogos hemos observado un aumento en la demanda de terapia de pareja, y la primera pregunta que nos suelen hacer al contactar para informarse sobre la terapia de pareja es preguntar cómo es.
¿Cuándo acudir a terapia de pareja?
Las razones para sopesar el comienzo de una terapia conjunta son tan variadas como parejas, pero hay ciertos problemas que aparecen con mayor frecuencia en las parejas. El más habitual se relaciona con la comunicación: desacuerdos, conflictos y resentimiento por temas enquistados que se repiten en el tiempo.
Claramente, todas las parejas tienen desacuerdos y en sí no es una razón para acudir a un psicólogo. Sin embargo, cuando parámetros como frecuencia, duración e intensidad de los conflictos son altos, y en vez de resolverlos se van acumulando, acudir a terapia de pareja puede ser una buena idea.
¿Cómo trabajamos los psicólogos en la terapia de pareja?
El foco en la terapia de pareja suele ser la dinámica que aparece entre las dos personas. A menudo los psicólogos encontramos una situación parecida a la del huevo y la gallina, ¿qué apareció primero? Cada uno tiende a justificar su propio comportamiento con el comportamiento del otro: “Es que él hace eso, y entonces yo hago lo otro”, mientras la otra persona argumenta “Como ella hace eso, pues yo hago lo otro” y se crea un círculo vicioso en el que se juega un pin-pon de responsabilidad y culpa.
Por la aparición del círculo vicioso es importante indagar y posteriormente analizar cuáles son los pensamientos que hay detrás de la conducta de los dos miembros de la pareja. Así los psicólogos podemos fomentar el entendimiento entre ambos respecto a las creencias y pensamientos que tiene la otra persona, qué le hace sentir y por tanto actuar. Asimismo, esa comprensión mutua rompe con las ideas que la pareja ha tenido respecto al comportamiento del otro. Por ejemplo, una mujer puede pensar que el marido se aleja de ella en un conflicto porque no le importa ella, mientras en realidad se aleja porque el conflicto le desborda y necesita un poco de aire.
La comprensión en sí no implica llegar a un acuerdo, sino aceptar que hay puntos de vista diferentes y que son válidos. En el caso de detectar pensamientos irracionales por parte de una de las personas en la pareja, sopesamos terapia individual.
Una vez establecida una mayor comprensión podemos fomentar diferentes aspectos en la comunicación en la pareja a través de diferentes estrategias y técnicas. Por ejemplo, volviendo a la pareja de antes, sabiendo la mujer que su marido a veces necesita tomarse un respiro del conflicto, se puede establecer un acuerdo en el que cuando él se siente saturado así lo comunique antes de darse su espacio, y así no se van añadiendo capas al conflicto (es decir, no se agrega al conflicto que, además, “a él no le importa ella”).
Otros ejemplos de estrategias aplicables en la terapia de pareja pueden ser la validación. Esto conlleva que cuando uno de los dos ha expresado su punto de vista, la otra persona puede decir algo como “Entiendo que pienses que… (y recoge algunos de los argumentos que ha expresado), pero para mi es de otra forma (y expresa su visión)”. La finalidad es evitar “aplastar” los argumentos del otro diciendo que está equivocado y quién tiene razón soy yo, lo cual también puede incendiar el conflicto. Así cabe la posibilidad de una comunicación más fluida, nos entendemos mejor y facilita el acuerdo. En el caso de no llegar a un acuerdo, facilita el acordar estar en desacuerdo respetando la pareja y sus ideas.
Algo que escuchamos a menudo en la consulta de psicología en la terapia de pareja son cascadas de reproches. Por muy lógicos que puedan llegar a ser los reproches, no son funcionales, a menudo van añadiendo problemas en vez de fomentar soluciones. Un reproche como “Nunca quieres pasar tiempo conmigo” tiende a ser recibido con actitudes defensivas o contraataques: “Tú tampoco haces nada para pasar tiempo conmigo”, “!Sí que lo hago! Qué injusto eres.”, “No fui injusto cuando te di…” y así hemos ido de una persona que echa de menos tener más tiempo con su pareja, a un conflicto en toda regla, recogiendo cosas de conflictos anteriores. Por ello intentamos sustituir los reproches por peticiones. En el caso de “Nunca quieres pasar tiempo conmigo”, animamos que diga lo que sí quiere en forma de petición, por ejemplo “Me encantaría que pasáramos más tiempo juntos”. Esta última manera de expresarse tiene mayor probabilidad de éxito, que la persona consiga lo que desee.
Otra dificultad que vemos en la terapia es la crítica, cómo hacerla de forma constructiva y no destructiva. Claramente, por mucho que queramos a nuestra pareja, no será una persona perfecta para nosotros en todos los sentidos, ni hará todo a nuestro criterio y gusto. De ahí, si consideramos que es necesario expresar la crítica recomendamos la técnica del sándwich. Esto implica expresar algo en positivo, pasar a la crítica y volver a una nota más positiva. Un ejemplo: “El otro día lo pasé genial cuando fuimos a ver a Juan y Juana, me encanta cuando hacemos cosas juntos. Sin embargo, cuando dijiste tal a Juana, me sentí un poco incómodo y creo que es mejor no sacar ese tipo de temas. Pero vamos, es lo que yo sentí y quizá soy yo, pero igualmente me sentiría mejor si no entramos en ello de nuevo”. Así la crítica tiene proporciones más adecuadas y puede ser recibida con mayor apertura por parte de la pareja.
Nota final respecto a la terapia de parejas
La terapia de pareja es compleja y aparecen muchas dinámicas. En el presente artículo hemos intentado transmitir una idea a modo de ejemplo de cómo son las sesiones de terapia de pareja. Si piensas que tú y tu pareja os podríais beneficiar de terapia, pero quizá no os reconocéis en el contenido de este artículo, os invitamos a contactar con nosotros en Alae Psicólogos para consultar sobre vuestro caso en concreto.