¿Cómo manejar la Alta Sensibilidad?

¿Cómo manejar la Alta Sensibilidad?

¿Cómo manejar el rasgo de alta sensibilidad?

¡Hay muchas cosas que las PAS puedan hacer para mejorar su calidad de vida!

De esta manera puede minimizar las consecuencias negativas del rasgo (todos los rasgos, como todo en la vida viene con ventajas y desventajas), y disfrutar plenamente de todo lo bueno que trae consigo ser una PAS (lo cual vamos a tratar más adelante).

1. Conocerse a sí mismo, el rasgo, y darse el permiso y derecho de emocionarse y sentirse como se siente. Aunque los demás no siempre entiendan, las PAS necesitan tener esa empatía consigo mismo. Ser una PAS no es nada negativo, simplemente una manera más de ser, sólo que la mayoría desconoce su existencia y por ello no lo entiende. No obstante, si las PAS aceptan su rasgo, los demás también lo harán con mayor facilidad.

2. Reestructurar/resignificar y sanar el pasado. Hasta conocer la existencia de este rasgo, como hemos ido explicando, las PAS han sido tratados como demasiado sensibles y reactivos. Los “fracasos” en el pasado frecuentemente se deben al dicho desconocimiento, si podemos volver a esos eventos en el pasado, pasarlos por el filtro de las características de las PAS, podemos entender los hechos de una manera muy distinta, dando un significado nuevo a esos eventos vitales. Para ejemplificar, muchas PAS han sido entendidos como introvertidos y tratados como tal por su necesidad de retirada y no sobrellevar bien ciertos ambientes y eventos, y simplemente no es el caso. Por ello, muchas PAS han interiorizado que son introvertidos y empiezan a comportarse como tal, cuando en realidad pueden ser perfectamente personas extrovertidas.

3. Una vida simple y más pausada. El aceptar tener un sistema nervioso más activado conlleva aceptar que el estilo de vida debe de ir acorde con las necesidades de las PAS. Asimismo, mantener una rutina, moderar bebidas excitantes (como el café, la coca-cola etc.), tener unos hábitos deportivos (puede descargar la tensión producida por la sobre-estimulación), guardar un buen ciclo sueño-vigilia y practicar la relajación/respiración profunda/meditación/mindfulness (atención plena que permite fomentar las ventajas de ser una PAS, mejorar la concentración y el foco sin que lo que rodee tenga demasiada influencia) puede resultar muy beneficioso.

4. Tiempo para adaptarse a cambios. Los cambios implican muchos estímulos e información nueva a la vez, dejando la PAS en un estado de caos mental. Para procesar la información necesitan más tiempo. El que no conoce su característica de personalidad frecuentemente piensa en sí mismo como menos resistente, no suficientemente bueno. Sin embargo, es fácil pensar eso si no se entiende que la PAS ha recibido muchísimos más datos que los demás. Por tanto, es lógico y necesario para la PAS tomarse su tiempo, y ¡está bien!

5. Tener un ambiente tranquilo, un espacio sagrado, de desconexión para recuperarse tras un día entretenido. Igual que en el punto anterior, si una persona recibe mucha información que necesita procesar, lo suyo es hacerlo en un ambiente que lo permita y que aporte mínima información nueva.

6. Aprender a decir no. La dificultad de negar la petición ajena implica ponerse en riesgo de sobrecargarse más todavía. Además, sentir la presión de decir no puede conllevar sentimientos negativos tanto hacia la otra persona como a uno mismo. Por ello, trabajar la asertividad es un acto de auto-cuidado que permite equilibrar las emociones, mantener un buen autoconcepto y autoestima, además de mantener relaciones más sanas.

7. Contactar con otras PAS. Si la persona altamente sensible no encuentra a nadie en el entorno con manifestaciones del rasgo, hoy día gozamos de poder conectar con quién sea, dónde sea a través del Internet. Conocer personas semejantes, poder hablar sobre cómo se sienten con alguien comprende (al opuesto a los que no, que creen que las PAS son raras) puede permitir normalizar lo que les ocurre, validar sus emociones, y descargar negatividad y sobrecarga del ambiente o del círculo social.

Una mente bella

Hasta ahora nos hemos centrado en las implicaciones incómodas que conlleva ser una PAS. ¡Pero las ventajas son infinitas! Al igual que las PAS reciben información negativa intensamente, no hay límites a cómo pueden disfrutar de los pequeños detalles (¡y los grandes!), los que otros ni ven. Pueden apreciar matices en una pintura, una canción, en el cielo o un atardecer, en una conversación, la comida y hasta la textura de una tela, con una capacidad de disfrute mayor que otros, hasta el punto de incluso emocionarse por estos detalles.

Debido a su desarrollada empatía pueden establecer relaciones de cercanía, confianza e intimidad. Son, además, personas profundas que reflexionan sobre temas como el sentido de la vida y por ello pueden ser una excelente compañía, proporcionando unas conversaciones realmente interesantes. Asimismo, pueden ser personas referentes que inspiren y escuchen a quienes los rodean.

Las personas altamente sensibles a menudo tienen una capacidad observadora fuera de serie. Además, siendo perfeccionistas y autoexigentes pueden realizar tareas que requieran extremo cuidado, reflexión y un pensamiento profundo.

Al ser muy sensibles al arte muchas personas altamente sensibles pueden producir unas obras artísticas, musicales o literarias extraordinarias. De hecho, dentro del mundo artístico hay una mayor representación de PAS que en otras profesiones.

Autorevelándome

Yo soy psicóloga y una persona altamente sensible. Como psicóloga me proporciona infinitas ventajas. La ventaja que más gozo es cuando un paciente entra por la puerta y noto en su cara (a veces el color o la textura de su piel, la claridad de sus ojos, en su aire, su tono de voz, y a veces ni sé el qué) que hay un cambio en la persona, que el trabajo terapéutico ha producido su efecto. Esos días salgo de la consulta con una gran sonrisa, ver esa persona más ligera, más equilibrada y más libre, es más que suficiente para que sea un día maravilloso. Igualmente, mi sensibilidad me permite adentrarme en las vivencias de los que acuden a mí, y comprenderles desde lo más profundo. Obviamente, no permito que mi sensibilidad y mis percepciones guíen el trabajo que realizo ya que la intuición no es científica, pero sí un complemento.

Una amiga muy cercana una vez me describió como alguien con luces y sombras. He tenido que dominar mis sombras, para dar mayor lugar a la luz. Y cuando brilla la luz, ¡resplandece todo!

¿Eres una Persona Altamente Sensible?

¿Eres una Persona Altamente Sensible?

¿Qué es la Alta Sensibilidad?

Vamos a empezar por definir el concepto ya que no se debe de confundir con “ser una persona sensible”. Las personas altamente sensibles, a partir de ahora PAS, reúnen una serie de características como las siguientes:

-Las PAS tienden a sobre-estimularse, sentirse saturadas y abrumadas con facilidad ya que luces, olores fuertes o ruidos a nivel general les afecta. Por ello, visitar un centro comercial un sábado por la tarde puede ser una experiencia agotadora para las PAS.

-Detectan sutilezas en el ambiente en las que otras personas ni se percatan. Como psicólogos escuchamos a menudo estas personas comentar que “ven todo”. Asimismo, cuando las PAS entran en una habitación van a fijarse en una gran cantidad de detalles más que otras personas. Estas otras personas pueden cuestionar para qué fijarse en esas cosas, pero no es algo que las PAS eligen, simplemente pasa.

-Igualmente, las PAS tienen una mayor sensibilidad a las emociones ajenas, captan los estados emocionales de otros. Es decir, tienen una capacidad empática elevada y son intuitivas. De la misma manera a menudo “absorben” estas emociones.

-Personas altamente sensibles muestran un umbral de sentirse estresados más bajo que el resto de la población y un manejo del estrés más pobre.

-Son personas con tendencias perfeccionistas, con alta autoexigencia y les afectan negativamente los cambios, incluso cuando el cambio es positivo. Necesitan un tiempo de adaptación mayor que otros.

-Tienen una vida interior más compleja y rica, reflexionando de forma más profunda sobre la información que reciben. Muchos tienden a ser creativos y se conmueven con el arte.

-Frecuentemente a las personas altamente sensibles les cuesta decir no.

-Por lo anteriormente señalado, a menudo tienen la necesidad de retirarse, alejarse de personas y estar solos, para “recalibrar”.

Si te has sentido identificado con varias de estas características, te invitamos a hacer un test. Queremos destacar que no se trata de un test científico que permita confirmar que efectivamente eres una PAS, pero sí dar una indicación:

Enlace Test: 

https://pasespana.com/test-personas-altamente-sensibles/

A menudo conforme van creciendo las PAS se sienten especiales, diferentes, raras, incomprendidas, ¡a veces incluso por sí mismas, pensando que están locas! Muchas de estas personas son tratadas como demasiado sensibles, como si tuvieran algo fuera de la norma, que es algo que tienen que superar. ¿Y es así?

¿Por qué pasa esto?

Las PAS efectivamente son diferentes, pero no para mal. Detrás hay una explicación biológica. Estas personas tienen un sistema neurosensorial y perceptivo más desarrollado y fino que el resto de la población. Esto es lo que permite a las PAS recibir más información que los demás – lo que fuimos viendo en las características: captan emociones, “ven más”, se abruman con la estimulación, se estresan etc. Podemos pensar en ello como una carretera de información que llega al cerebro. La de las PAS es más ancha, y por ello, entra más información de golpe, constantemente, ¡cómo no sentirse abrumado, sobre-estimulado, estresado! Y, ¿cómo no necesitar retirarse para volver a encontrar el equilibrio tras un huracán de impresiones a lo largo del día?

Además, se ha encontrado que el hemisferio derecho, que se relaciona con las emociones y la creatividad, está más activo. Dentro del hemisferio derecho encontramos que el área frontal y la amígdala están en un estado de alerta superior al de la media. Es decir, perciben “peligro” antes que otras personas. Cuando la amígdala está más excitada la persona vive sus emociones con mayor intensidad. Por tanto, en una neuroimagen cuando se trata de una PAS se encontrará con un cerebro que rebosa color, muy activo, pero también sensible y en sobrealerta.

Hay que resaltar que, por la sensibilidad del sistema nervioso de las personas altamente sensibles, igual que tienden a sobre-estimularse, en muchos casos, la falta de estimulación puede producir sentimientos negativos. Por ello puede haber una aversión al aburrimiento, y hay que mantener un equilibrio de estimulación que no siempre resulta sencillo.

“Cualquier persona PAS entiende lo que es ‘que el mundo esté en un volumen muy alto.”

Andre Sólo. Filósofo y experto en PAS

¿Es un trastorno que hay que tratar psicológicamente?

¡En absoluto! Se trata de un rasgo de personalidad como cualquiera. Hay personas introvertidas, otras son extrovertidas. Algunas personas son sensibles, otras menos, y algunas son altamente sensibles. Es una característica de personalidad que es más frecuente de lo que pueda parecer, se calcula que 15-20% de la población posee el rasgo. Por tanto, si eres una PAS, ¡no estás solo/a!

Se cree que las personas altamente sensibles heredan el rasgo, es decir, es innato. Muchas personas tenían manifestaciones ya como bebés de pocos meses, siendo personitas más irritables, con problemas del sueño, miedosas y demandantes. De esta forma, por ejemplo, probar alimentos nuevos, presentar personas nuevas o meter al bebé en el agua (como hemos ido viendo, los cambios no son bien aceptados siempre por las PAS) puede resultar ser una auténtica batalla. Para los padres puede ser muy difícil.  Sobre todo por el desconocimiento del rasgo, y más si tiene el rasgo el propio progenitor, que acabará agotado por la sobre-estimulación producido por el nuevo miembro de la familia.

Aceptar ser una PAS como algo normal es el primer paso para disfrutar su forma de ser, y no lamentarse por lo que no es. Si tienes un bebé PAS (NAS – niño de alta sensibilidad), una vez que conoces sus necesidades y puedas llevarlas de manera adecuada, descuida, tendrás un ser muy especial en tu vida.

“Las PAS son excelentes antenas receptoras, pero tienen el riesgo de saturarse con facilidad”.

Vicky Blanch. Psicóloga clínica

Tristemente, los conocimientos respecto al rasgo PAS y sus implicaciones todavía no tienen una amplia extensión entre psicólogos. Esto lleva a diagnósticos que ciertamente pueden ser comórbidos (“van juntos a”) a la alta sensibilidad, como la ansiedad (a menudo la ansiedad es la alarma que informa que hay sobre-estimulación) y la depresión, pero se pierde la raíz que permite que la persona pueda entenderse de manera más profunda.

Si te reconoces como una persona altamente sensible, o identificado alguien en tu entorno, la semana que viene ofreceremos un artículo que profundiza en cómo maximizar los positivos del rasgo, minimizando los inconvenientes.

Estrategias para mejorar la comunicación

Estrategias para mejorar la comunicación

¿Cómo puedo comunicar eficazmente?

La comunicación es más compleja de lo que pueda parecer inicialmente. El esquema habitual es que decimos una cosa y esperamos que el otro lo entienda tal como lo hemos expresado. Sin embargo, es muy frecuente que se produzcan malentendidos, desacuerdos y conflictos precisamente porque lo mismo puede tener significados diversos para diferentes personas. Y, ¿eso cómo es? Todos tenemos una historia de aprendizaje, aprendemos a comunicarnos de forma semejante a los miembros de nuestra familia, los iguales/amigos también tienen cierta influencia. Para ejemplificar: en algunas familias hablan con voces muy altas, en otras lo contrario. Supongamos que dos personas de familias de este tipo se encuentran, la segunda persona puede percibir la manera de hablar del primero como agresiva, mientras para el otro forma parte de su normalidad. Así de fácil es que se produzcan diferencias. Imagínate entonces las diferencias que pueden aparecer en las palabras y expresiones, y los significados que damos a los mismos.

Por ello podríamos definir la buena comunicación como la capacidad de hacer llegar el mensaje tal como pretendemos, que el otro entienda precisamente lo que hemos querido decirles.

Cómo fomentar la comunicación asertiva

La asertividad implica transmitir ideas, sentimientos, actitudes, derechos, deseos y opiniones sin agredir al otro. Para ser asertivos, sentir empatía y anticiparnos a cómo se podría sentir la otra persona, ponernos en su lugar, facilita la comunicación asertiva. Para ser más concretos vamos a hacer unas recomendaciones fácilmente aplicables:

No dominar la conversación, ser conciso y coherente de forma sencilla. Debemos transmitir toda la información necesaria con un hilo conductor (relacionando de forma natural cada idea), con palabras fácilmente entendibles, sin extendernos hasta cansar al otro o perder su interés. Frecuentemente personas se quejan de no ser escuchados. Puede que el error se sitúe en aquel que escucha, pero igualmente puede estar en aquel que habla. ¡O en ambos! Si podemos mantener el otro atento y expectante ambos sentirán mayor satisfacción.

Cuidar afirmaciones. Cuando afirmamos algo no tenemos en cuenta que la experiencia puede ser vivida de forma distinta de otras personas. Asimismo, si alguien nos dice “No me respetas”, deja poco espacio para otra percepción. Por ello, si usamos expresiones como “siento que…”, “pienso que…”, nos hacemos responsables de nuestra experiencia, dejando apertura para otras sensaciones o pensamientos. “Siento que no me respetas” versus “No me respetas”, ¿cuál preferirías tú que te dijeran? ¡Si te tienen que decir alguno! 😉
No invalides los argumentos del otro. Aunque no estemos de acuerdo con lo que nos comunica, hay que tener en cuenta que ellos sienten exactamente lo mismo que nosotros mismos, que nosotros estamos equivocados. Por ello, busca las partes que puedas entender, incluso si no las compartes. Es muy diferente decir “Te estás equivocando” a “Entiendo lo que dices, que te sentiste mal por tal y cual, pero lo que te quise hacer entender era…”. Así validamos la experiencia del otro, respetando cómo se ha sentido, pero también nos permite expresar nuestra experiencia.

Expresa lo que quieres en vez de lo que no quieres. Detrás de cada reproche hay una petición. Vamos a dar un ejemplo: en la terapia de pareja vemos a menudo reproches de uno hacia el otro tipo “nunca me prestas atención”. La respuesta más habitual en el otro es de molestia y enfado, seguido por un “contra-ataque”: “Es que tú…” El reproche da lugar a otro reproche. No obstante, si miramos detrás del primer reproche, ¿qué es lo que esa persona quiere transmitir? Simplemente que desea su atención, compartir con su pareja. Es más probable que la otra persona responda de forma positiva a la petición y sentir ganas de compartir también.

Evita etiquetas y generalizaciones. Cuando empezamos a etiquetar a una persona, por ejemplo “Eres tan mala” ya salimos del problema que es que esa persona quizá se comportó de forma mala en una (o varias ocasiones) y se convierte en un atentado a su persona lo cual agranda el problema. Si esa persona está en tu vida es altamente probable que no pienses que esa persona generalmente es mala. Por ello, mejor tratamos lo que hace o ha hecho esa persona, su comportamiento, en vez de generalizarlo sobre su persona.

Igualmente, cuando introducimos términos como nunca, siempre, todo y nada, nos puede crear problemas innecesarios. “Nunca estás por mi” versus “A veces siento que no estás por mi” – en el primer caso somos rotundos y probablemente no es cierto, y creará una sensación de injusticia en el otro. Esta frase puede convertirse en una nueva discusión, mientras la segunda opción muestra más flexibilidad y cercanía a la realidad.

Pregunta en vez de suponer. Solemos hacernos una idea sobre lo que nos está comunicando la otra persona, pero cabe lugar para errores en esa idea. Por ello puede ser provechoso preguntar “¿Me quieres decir que…?” antes de proceder en nuestro discurso.

Cuida tu lenguaje no verbal. La comunicación es tanto verbal como no verbal. La no verbal aporta información adicional a lo que nos transmite la persona, y obviamente lo que transmitimos nosotros a otros. Todos tenemos en cuenta, de forma consciente o inconsciente, esa información para comprender el mensaje en su totalidad. Por esa razón, intenta tener en cuenta tu postura, sonrisa y gestos a la hora de hablar. Asimismo, brazos cruzados implica cierre o una actitud defensiva, mientras un lenguaje corporal abierto con manos sueltas fomenta un diálogo más relajado.

Cuida tu lenguaje paraverbal. Se trata de entonaciones, ruidos (llanto, carraspeos), pausas, silencios, énfasis y variaciones de la voz (tono, volumen, ritmo etc.) que empleamos a la hora de hablar. De ahí si regulamos la voz, mantenemos un habla fluida, respetando los silencios y empleando una entonación agradable, es probable que la comunicación sea más eficaz y podamos hacer llegar el mensaje. Si alguien dice algo que en sí no es para tanto, pero lo dice alzando la voz podemos percibir agresividad que llevará el mensaje a otra dimensión.

Busca maneras de llegar a acuerdos y conclusiones. A la hora de llegar a soluciones debemos negociar. Si empezamos por lo que nosotros mismos estamos dispuestos a hacer, cambiar o tener en cuenta, es más probable que el otro ante nuestra buena voluntad muestre reciprocidad.

Ahora, entre la escucha y la comunicación asertiva, tienes herramientas de comunicación, pero…

¿Sabes comunicarte contigo?

“Si hablásemos a los demás como nos hablamos a nosotros mismos, no tendríamos amigos” Mario Alonso Puig.

Hoy en día en la sociedad, se educa el respeto por los demás, ponernos en su lugar, anticiparnos para hablarles de forma adecuada, pero ¿Te has planteado alguna vez aprender a hablarte a ti mismo de la misma forma, con el mismo cuidado que tienes para los demás?

En vez de decirnos frases como podrían ser; “Todo me pasa a mí” “No voy a salir de esta”, podríamos comunicarnos con nosotros mismo de otra manera, con empatía y asertividad, con un; “Ya lo sé para la próxima vez” “He aprendido que no puedo hacerlo todo a la vez”.

Como dice Albert Bandura, psicólogo canadiense: “Nada influye más en nuestro comportamiento que la idea que tenemos acerca de nuestra capacidad para hacer algo”. Si nos hablamos en positivo, nos transmitimos confianza en nuestras propias capacidades.

Siempre recordamos que nuestras recomendaciones son generales, y si tienes cualquier tipo de duda/problema, es mejor que consultes a nuestro personal cualificado para ello, con tu caso individual.

Esperamos que tengáis un buen fin de semana!

¿Sabes Comunicarte? (I)

¿Sabes Comunicarte? (I)

¿Sabes Comunicarte? Hoy te damos las bases de una buena comunicación.

Una de las mayores confusiones que vemos a la hora de tratar la comunicación es que pensamos que comunicar bien es “hablar bien”. Indiscutiblemente es una ventaja, pero la comunicación embarca mucho más. Lo primero que debemos tener en cuenta es que la comunicación conlleva un emisor y un receptor, y por tanto la comunicación interpersonal en la mayor parte de los casos implica bidireccionalidad.

Por ello, no sólo es importante expresarse adecuadamente, ¡sino también escuchar!

¿Realmente estás escuchando?

Dicen que el que mejor sabe comunicarse es aquel que mejor sabe escuchar. Escuchar es, sin duda, la mejor forma de comenzar bien una comunicación con otra persona. A todos nos gusta que nos escuchen. Igual que es algo que te hace sentir bien, lo mismo ocurre a los demás. Si otros sienten que les atiendes, es más probable que te devuelvan esa atención cuando tú necesitas o deseas ser escuchado. No es lo mismo oír que escuchar, al escuchar implica que prestamos atención a la persona que nos está hablando.

Para evaluar si aplicas la escucha activa puedes hacerte las siguientes preguntas:

• ¿Vas construyendo tu respuesta mientras el otro sigue hablando?
• ¿Haces suposiciones sobre lo que va a decir antes de que lo diga?
• ¿Interrumpes para clarificar tu punto de vista o para terminar las frases de la otra persona?
• ¿Desconectas y permites que tu mente divague en temas pendientes?
• ¿Tienes reacciones impulsivas ante ciertas palabras?

Si respondes sí a tres o más de las anteriores preguntas podrías beneficiarte de practicar la escucha: mejorará tus relaciones, puedes hacer descubrimientos respecto a otros y su mundo interior fascinantes, aprendiendo sobre los demás y sobre ti mismo, lo cual te enriquece como ser humano.

¿Cómo escuchar mejor?

A continuación encuentras unas pautas que resultan útiles para fomentar una escucha eficaz:

1. Centrarte en la persona que habla. Sal de ti mismo e intenta estar más en esa persona: ¿qué es lo que te quiere decir, ¿para qué quiere que sepas lo que estás diciendo?, ¿cómo se siente esa persona? Ten en cuenta que es altamente probable que si el otro necesita comunicar algo negativo es porque lo mismo le produce emociones desagradables y quiere resolverlo (¡y no criticarte!). Si quiere comunicar algo positivo posiblemente es porque ha tenido una experiencia genial y quiere transmitir, compartir y revivir esa emoción.

2. Mantener el contacto visual. El otro sentirá que te interesa lo que dice, y que es importante para ti, si ve que le estás atendiendo. Además, favorecerá el punto uno, es más fácil entender qué está diciendo y empatizar cuando estamos mirando conscientemente a la persona de enfrente. Asimismo, es más fácil captar el lenguaje no verbal que aporta información adicional sobre lo que está diciendo y sintiendo si estamos mirando.

3. No interrumpas. A todos nos desagrada que nos interrumpan, desde luego no ayuda para resolver conflictos, sino añade un problema al problema que ya se ha presentado. Tampoco permite que el otro se sienta que te interese por él/ella o sus sentimientos con lo cual no se sentirá motivado a escuchar a ti cuando es tu turno.

4. Emplea lenguaje no verbal para transmitir que estás escuchando. Por ejemplo, el asentir hace que el otro vea que estás atendiendo lo que está diciendo. Si está comunicando algo dificultoso, el tacto puede transmitir comprensión, empatía, apoyo y calor humano, mucho más que lanzarte a dar soluciones a los problemas que esa persona está planteando.

5. Parafrasea al emisor. Puedes hacer comentarios cortos, repitiendo la parte más importante de la información transmitida por el otro, mostrando así que vas captando su mensaje.

6. Respeta el silencio. Si la otra persona para en su discurso no significa siempre que haya terminado, puede ser un momento de reflexión.

7. Encontrar un momento adecuado. Si no estás por la labor, no es un buen momento, tu mente está ocupada con otras cosas/problemas/alegrías, igualmente es mejor comunicar eso a la otra persona y aplazar la conversación a otro momento. Puedes decir que le quieres escuchar, y que en ese momento no lo harás de la manera que se merece y que tú quisieras. Si es posible, concretar en qué momento se producirá el encuentro ayudará a que el otro perciba la importancia e interés que tienes.

Un juego de escucha activa

Lee atentamente la breve historia. Al finalizar se te hará una pregunta.

Imagina que conduces un autobús. Inicialmente el autobús va vacío. En la primera parada suben cinco personas. En la siguiente parada tres personas se bajan del autobús y dos suben. Más adelante, suben diez personas y bajan cuatro. Finalmente, en la última parada bajan otros cinco pasajeros.
La pregunta es: ¿Qué número de calzado utiliza el conductor del autobús?

La mayoría de nosotros empezaremos a hacer cálculos respecto a la cantidad de pasajeros que hay en el autobús, suponiendo y adelantando el contenido como fuimos viendo al principio del presente artículo. ¿Has podido responder la pregunta? 😊

Si te ha gustado este artículo, ¡pronto habrá más de esta temática! En nuestra siguiente entrada damos la vuelta a la moneda y nos centraremos en cómo expresarte de forma eficaz para que el mensaje llegue al receptor como pretendes.

Esperamos que tengáis un buen fin de semana!

¿Quién soy?

¿Quién soy?

¿Quién soy? ¿Quién quieres ser?

Como psicólogos escuchamos con relativa frecuencia personas preguntándose quiénes son, cómo son. A menudo tenemos una idea sobre nuestra propia persona, pero a veces entra en conflicto con por ejemplo otras ideas que tenemos, con nuestro propio comportamiento o con percepciones ajenas sobre nuestra persona, como en conflictos cuando nos etiquetan de forma lejana a nuestra creencia. Estas disonancias pueden crear confusión sobre la identidad propia.

Muchos piensan en la personalidad como algo estático, “yo soy así”, y no se puede cambiar. Ciertamente venimos condicionados por un marco genético y una historia de aprendizaje a raíz de nuestras experiencias. No obstante, la inflexibilidad no es tan grande como nos pueda parecer, podemos influir mucho más en nuestra auto-imagen de lo que pensamos. Y las buenas noticias es que podemos empezar a introducir cambios hoy mismo.

Somos lo que hacemos

Gran parte de nuestra identidad se construye sobre las acciones, lo que hacemos. Si hago mucho deporte, ser deportista forma parte de mi identidad. Por ello, la respuesta a la pregunta “¿Quién soy?” se puede convertir en “¿Cómo quisieras ser?”. Poner adjetivos suele resultar bastante sencillo. En el siguiente paso podemos preguntarnos qué es lo que convierte una persona en tal adjetivo. Si me planteo querer ser sociable, puedo iniciar ciertas actividades que me permitan ir conociendo personas, puedo mejorar las relaciones existentes iniciando contacto más a menudo, mostrar interés por la otra persona preguntando sobre ellos, incrementando muestras de afecto o dando cumplidos. Si quiero ser una persona resolutiva, debo enfrentarme a mis problemas con prontitud y eficacia, sin procrastinar (ir dejando asuntos y proyectos para más adelante). Si quiero ser una persona saludable puedo mejorar mis hábitos alimentarios, iniciar actividad física etc.

Otra manera de enfocar el tema podría ser coger una persona como referente, una persona que tienen características que nos resultan gratas, y preguntarnos qué es lo que hace que nos resulte tan interesante/divertida/cariñosa…

Independientemente, lo importante es plantear objetivos pequeños y sobre todo concretos. En su conjunto pueden florecer en una característica de personalidad.

Es que no es tan sencillo…

Obviamente no todo está a nuestro alcance de forma inmediata. Para ejemplificar, miedos pueden frenar nuestro desarrollo en contextos sociales. Si sabemos que tenemos esa dificultad no implica que no lo podamos lograr. Precisamente por ello recomendamos dar pequeños pasos en la dirección deseada y así ir aumentando la confianza para seguir dando pasos. Igualmente de forma inicial nos sentimos raros haciendo cosas que no solemos hacer. Descuida, lo que haces ahora, lo defines como tú y tu forma de ser/tu normalidad, lo son porque lo has repetido muchas veces. Lo mismo tiene que ocurrir con estos nuevos comportamientos hasta formar parte de nuestro repertorio habitual. Y si vemos que la barrera es superior a nosotros siempre podemos acudir a un profesional para trabajar dicha dificultad y así poder lograr lo que nos proponemos.

¿Cómo aumentar la confianza en mí mismo?

¿Cómo aumentar la confianza en mí mismo?

¿Cómo puedo aumentar la confianza en mí mismo?

Como ya hemos ido hablando esta semana sobre la autoestima, y nos parece un tema muy interesante, os traemos unos consejos generales para ganar confianza en ti mismo.

Creer que uno mismo puede logar un objetivo, nos mueve ir a por ello; pero sin embargo, si creemos que no podemos hacerlo, paraliza la consecución de dicho objetivo.

“Baja autoestima es como ir por la vida con el freno de mano echado” Maxwell Maltz.

Todos sabemos que sin confianza en uno mismo, nada grande puede pasar.

La pregunta entonces es: ¿Cómo puedo ganar confianza en mí mismo?

Os traemos varios consejos para poner en práctica desde hoy mismo:

  1. Cuida tu cuerpo:

Tienes que prestar atención a tres cosas básicas y fundamentales: Sueño, Nutrición y Ejercicio físico. Es muy importante cubrir correctamente estos factores ya que influyen directamente en tu estado de ánimo, te ayuda a ser más productivo y a tener una mayor fuerza física y mental, cosas necesarias para lograr unos objetivos ambiciosos que necesitarán tu tiempo y esfuerzo.

  1. Cuida tu aspecto:

La apariencia “exterior”influye en cómo te perciben los demás, un aspecto cuidado y arreglado hacen que te sientas a gusto contigo mismo e inspires confianza, los demás te percibirán más cercano, simpático, cautivador y responderán de igual manera ante ti.

  1. Habla en público:

Es una actividad que al principio puede parecer agobiante si no tienes confianza ni experiencia en la práctica. Pero es una actividad, que a la larga, con práctica, te dará mucha confianza, y cada día lo harás mejor.

El crecimiento está asociado a salir de tu zona de confort. A partir de ahora, cuando tengas la posibilidad de hablar en público, no te pongas excusas.

  1. Aumenta tu vida social:

Una vida social grande aumentará tu autoestima, con esto, te animamos a acudir a eventos sociales ya sean por diversión o por trabajo, e interactuar con personas nuevas, puedes aprender mucho de los demás y de ti mismo.

  1. Empieza a ser generoso:

Cuando ayudas a otras personas, ellos se sentirán agradecidos y valorarán tus actos, y esto te hará sentir bien contigo mismo. Sentirse útil aumenta la confianza en uno mismo, al ver que nuestros conocimientos y habilidades son de ayuda para otras personas.

  1. Haz cosas para destacar:

La mayoría de las veces, las personas no hacemos un determinado tipo de cosas que llamarían la atención de los demás por el miedo al juicio que nos hagan, por el miedo al rechazo. Pero atrévete a ser tu mismo, como decíamos antes, salir de la zona de confort aumenta la autoestima, no tengas miedo a qué dirán otros. Lo importante eres tú.

  1. Da tu opinión y defiende tus ideas:

Cuando te encuentres en una reunión profesional, evento, reunión familiar o con tus amigos, da tu opinión sobre un tema determinado, si hay personas que piensan diferente, mantente firme y defiende tu idea con educación Si lo haces a menudo, ganarás seguridad.

  1. Practica la queja:

Por norma general, las personas con falta de confianza huyen del enfrentamiento. Así que para ganar seguridad, “practica la queja”; No aceptes lo que está mal, como una comida fría en un restaurante, cosas que te parecen injustas, como el reparto de trabajo en tu equipo, etc.

  1. Aguanta la mirada:

La falta de confianza, hace que las personas que no se sienten seguras de ellos mismos, tiendan a echar la mirada hacia abajo, es un claro signo de autoestima baja, por ello, te recomendamos que practiques aguantar la mirada, poco a poco, te acostumbrarás, piensa que si una persona que te está contando algo o intentando convencerte de algo mira hacia el suelo o a otro lado, no te inspira seguridad ninguna en lo que te está intentando transmitir.

Esperamos que os hayan gustado nuestros consejos prácticos para ganar confianza y aumentar la autoestima. Ahora sólo queda ponerlos en práctica.

Siempre recordamos que nuestros consejos son generales, y si tienes cualquier tipo de duda/problema, es mejor que consultes a nuestro personal cualificado para ello, con tu caso individual.

Esperamos que tengáis un buen fin de semana!

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