¿Qué es un narcisista? ¿Qué hacer si estás con un narcisista?

¿Qué es un narcisista? ¿Qué hacer si estás con un narcisista?

El término narcisista viene de la mitología griega. Narciso era un joven atractivo, vanidoso, orgulloso e insensible, que rechazaba a todas las que se enamoraban de él. Acabó enamorándose de su propio reflejo en el agua de una fuente. Su insatisfacción por no ser capaz de separarse de su reflejo, y que desaparecía al acercarse para besarlo, le llevó a terminar con su vida. Al caerse en el agua en el acto, se transformó en un narciso, una flor preciosa que huele mal y es estéril de fruto. 

El narcisismo hoy día se clasifica como un trastorno de personalidad. Esto implica que la misma forma de ser de un individuo causa problemas para la misma persona y para su entorno. No obstante, en el caso del narcisista dichos problemas afectan bastante menos a él (se da con una frecuencia marcadamente mayor en hombres) y más a los que le rodean. 

El narcisismo se fundamenta en tres pilares según investigaciones llevadas a cabo por psicólogos.

  1. Liderazgo y autoridad. Verse como un líder fomenta la autoestima del narcisista. Aparentemente tiene la autoestima alta, demasiado subida, pero en el fondo es todo lo contrario (hecho que esconden con gran eficacia tanto a los demás como a sí mismos) y de ahí la necesidad de compensar. A nivel laboral el narcisista da mucho de sí, deseando el reconocimiento de su superioridad y así lograr poder. Tiene una baja tolerancia a la crítica, y por ello no quieren ser mandados. El narcisista se siente merecedor de admiración, y si no la recibe, o peor, es criticado, puede reaccionar con mucha intensidad, enfadándose, indignándose y a veces con violencia. 
  2. Exhibicismo, vanidad y egoísmo. El narcisista se considera especial, reclama la atención y admiración ajena para alimentar su sentido de superioridad. Tiende a hablar sólo de sí mismo y muestra poco interés por los demás. Su interés en los demás radica en lo que pueden proporcionarle, mayormente para subir su ego. Habitualmente los narcisistas son percibidos como arrogantes y prepotentes, pero también es cierto que pueden ser muy carismáticos, intensos e interesantes. Al principio.
  3. Se siente con derecho a ciertas cosas por encima de otros. El egocentrismo exhibido por los narcisistas hace que carezcan de empatía, los demás son medios para sus propios fines. El narcisista tiende a considerar que tiene derechos que otros no tienen, precisamente por lo especial y superior que es, y por eso, se permite comportamientos poco éticos. Las personas narcisistas tienden a rodearse de personas “inferiores” a él para aprovecharse de ellos y tienden a justificar sus propios comportamientos con gran facilidad, mientras que su tolerancia a “errores” ajenos es casi nula. 

Justamente por el sentido de superioridad de los narcisistas, como psicólogos es raro que veamos un narcisista en la consulta. En alguna ocasión aparecen en terapia de pareja. Las sesiones de terapia de este tipo suelen caracterizarse por lo mal que hace las cosas su pareja, prácticamente todo es culpa de ella. Su pareja tiende a sentirse confusa, abatida e indefensa. No entiende por qué el otro crea tantos problemas a la vez que se cuestiona a sí misma y a menudo ha intentado hacer todo tipo de ajustes para que la relación funcione. Requiere un equilibrio importante por parte del psicólogo ya que si se le dice algo al narcisista que le desagrada o percibe como una crítica, es altamente probable que considere que nosotros como psicólogos “no sabemos nada”, y abandonan la terapia. 

¿Cómo es una relación con un narcisista?

Estas relaciones suelen ser muy complicadas ya que parten de una base de desigualdad. El narcisista busca ser idealizado para mantener su ego elevado. Sin embargo, al inicio de la relación el narcisista manipula, se muestra encantador, interesante y admirador de las cualidades de su pareja, va “enganchando” a la otra persona. Con el paso del tiempo devalúa los mismos aspectos que antes destacaba como fantásticos, y reacciona con ira cuando las cosas no son como quiere. 

Las personas empáticas tienden a ser especialmente interesantes para los narcisistas ya que los mismos tienen una alta capacidad de entender y comprender a otros, apoyando incondicionalmente y ofreciendo ayuda. Cuando la persona empática busca reconocimiento y amor por parte del narcisista no encontrarán lo que desean ya que el narcisista no tiene interés por las necesidades ajenas. De lo contrario, el narcisista manipula y busca responsabilizar a su pareja por todos los problemas en la relación. La persona empática seguirá enganchándose y es compasiva con su manera de ser por un pasado turbulento o difícil (suele ser el caso), excusando su comportamiento inaceptable. 

¿Qué hacer si estás en una relación con un narcisista?

Como psicólogos queremos resaltar dos aspectos que hemos ido comentando: la falta de empatía del narcisista y que se trata de un trastorno crónico. Esto quiere decir que el narcisista nunca va a comprender lo que le quieres transmitir. No se va a poder poner en tu posición, no puede, ni le interesa. La cronicidad implica que no va a cambiar. Por ello, hay dos opciones en el caso de que te encuentres en una relación con un narcisista: 

  • Aceptar que esto es lo que hay y que vivirás en su sombra, bajo sus reglas e ideas, siempre, sin mucho espacio para ti salvo si es para acariciar su ego. Lo que fue al inicio no volverá, y quizá no fue tan real como pensabas. 
  • Dejar la relación, hacer el duelo y seguir  adelante. No hay dolor que dure para siempre. 

Si optas por lo ulterior y tienes dificultades para terminar la relación, la ayuda de un psicólogo puede resultar altamente recomendable. Nuestros psicólogos en Fuengirola contamos con amplia experiencia con personas que han sido víctimas de narcisistas y estaremos encantados de acompañarte en tu proceso hacia una mayor libertad. 

¿Cuál es tu estilo de apego? – cómo te relacionas con los demás – TEST

¿Cuál es tu estilo de apego? – cómo te relacionas con los demás – TEST

Como psicólogos en Fuengirola vemos con alta frecuencia personas con problemas a nivel social, dificultades en relaciones con familiares, parejas, amigos y conocidos. A veces esos problemas no se aíslan a una relación específica o una situación concreta con una o más personas, sino que se extiende a varias relaciones, sin que haya un evento que haya creado las circunstancias. En esos casos nuestros psicólogos valoran el estilo de apego de la persona, su forma de relacionarse con otros. 

¿Cómo desarrollamos nuestro estilo de apego?

Nacemos indefensos, precisamos nuestro progenitor y/o cuidador para satisfacer nuestras necesidades básicas como es comer, beber, estar limpios y sentirnos seguros. Nos apegamos a quién es sensible y receptivo a la relación social con nosotros y dicha relación es necesaria para el desarrollo emocional y social. Más adelante cuando empezamos a gatear y andar nuestra figura de apego es nuestra base segura de la que nos alejamos para explorar y a la que volvemos. Según cómo el cuidador responde a nuestra necesidad de proximidad y cercanía evolucionan nuestras percepciones, expectativas, pensamientos y emociones respecto a futuras relaciones. 

Estilos de apego

El psiquiatra y psicoanalista John Bowlby fue quién desarrolló la teoría de apego, clasificando cuatro estilos de apego según la interacción entre el niño y el cuidador, y sus respuestas ante las necesidades del niño:

  • Apego seguro. El niño sabe que su cuidador va a estar ahí, incondicionalmente, sin fallarle y se siente seguro y aceptado. Por ello, estos niños son activos y pueden moverse en el ambiente con confianza. De la misma manera puede relacionarse de forma armoniosa con otras personas sin miedo al abandono. 
  • Apego ansioso o apego ambivalente. La ambivalencia implica emociones contrapuestos, y los cuidados del progenitor o cuidador primario se caracterizan por estar a veces sí y a veces no. De ahí que el niño no confía en su figura de apego y no se siente seguro. Por esta razón, niños con este tipo de apego no querrá alejarse mucho de su cuidador, temen el abandono y necesitan aprobación. 
  • Apego evitativo. En este caso el niño asume que no puede contar con su cuidador y desconfía de él/ella ya que el mismo no ha proporcionado la seguridad necesaria. Estos niños tienden a ser muy independientes, lo cual se puede confundir con seguridad, pero experimentan estrés, sufrimiento y no se sienten valorados. Evitan contacto cercano y se mantienen emocionalmente distantes. 
  • Apego desorganizado. Este tipo de apego es una mezcla entre los dos anteriores. Se desarrolla cuando el cuidador es negligente o en los casos de abandono. Se manifiesta como una carencia de apego e incluso pueden temer al cuidador. Estos pequeños muestran conductas contradictorias, evitan la intimidad, tienen dificultades para gestionar sus emociones y por ello pueden mostrar conductas explosivas e impulsivas por el desbordamiento emocional que experimentan. 

En el siguiente video vemos un experimento que pone de manifiesto los comportamientos habituales según tipo de apego en un niño pequeño: 

¿Cuál es tu estilo de apego?

Quizá te has reconocido en algunas características descritas anteriormente. Facilitamos un test para que puedas tener más información sobre tu forma de relacionarte con los demás ya que el estilo de apego habitualmente se mantiene estable en la vida adulta. El test no es un test científico y sólo indicativo de cuál podría ser tu estilo de apego. 

https://www.colegiodevida.com/test/test-tipo-de-apego-emocional/

Nuestro estilo de apego en la vida adulta y consecuencias

Como hemos señalado, la manera en la que nos apegamos a nuestro cuidador primario va a conllevar expectativas sobre nuestras futuras relaciones. Una persona con apego seguro va a relacionarse de forma sana, con confianza y seguridad, sin miedo al rechazo o al abandono, aunque obviamente tampoco le va a agradar si se da el caso.

Un adulto con un estilo de apego ansioso frecuentemente desarrolla dependencia emocional, por el miedo de no ser suficientemente amado y aceptado. La relación con otras personas tiende a ser dificultosa ya que su necesidad afectiva es grande y los demás rara vez van a proporcionarles lo que desean a nivel de vinculación e intimidad. 

Personas con apego evitativo tienden a no confiar en los demás y optan por mantenerles a cierta distancia. Sus parejas suelen echar en falta cercanía e intimidad.

Por último, adultos con un estilo de apego desorganizado pueden tener relaciones muy complicadas y conflictivas debido a la ira y frustración que experimentan y no se sienten queridos. Por esta razón puede rechazar relaciones cuando realmente las anhela enormemente. 

¿Puedo cambiar mi estilo de apego?

Se puede. Una vez detectado nuestro estilo de apego, nuestra manera de vincularnos con otros, podemos intentar cambiar nuestros patrones de pensamiento y de conducta. A menudo requiere la ayuda de un psicólogo ya que dichos patrones están profundamente arraigados en nosotros. Sin embargo, si nos vinculamos a personas con apego seguro nuestras percepciones e ideas puede irse ajustando con el tiempo y así favorecer un apego más sano en nosotros. 

¿Cuál es tu lenguaje de amor? ¿Y de tu pareja?

¿Cuál es tu lenguaje de amor? ¿Y de tu pareja?

El amor es un concepto complejo, compuesto por muchas capas a lo que se suman las profundidades de cada integrante de la pareja. Como psicólogos especialistas en la terapia de pareja vemos con alta frecuencia como la comunicación en la pareja carece de sintonía. Incluso hemos observado en la terapia de pareja que personas que llevan una década o dos juntos se comunican de formas muy distintas, dando lugar a malentendidos, interpretaciones erróneas sobre el otro, y la consiguiente decepción y desilusión. Resulta que hay aspectos del otro que, a pesar del paso del tiempo, no conocen, y haciendo suposiciones desde lo que significa cada cosa para uno mismo aplicado al otro, dicha comunicación se tuerce. La buena noticia es que una vez que damos con las claves de la comunicación en la pareja la relación de pareja puede mejorar de forma significativa. 

Test: ¿Cuál es tu lenguaje del amor?

A continuación dejaremos un enlace en el que puedes encontrar un test. Queremos recalcar que no es un test científico, sino orientativo que puede dar una idea muy aproximada. Sería recomendable que ambos integrantes de la pareja realizaran el test ya de ambos depende mejorar la relación de pareja. 

https://testdivertidos.net/quizzes/test-cual-es-tu-lenguaje-de-amor/230

¿Cuáles son los diferentes lenguajes del amor?

Según el autor y filósofo Gary Chapman existen cinco estilos o preferencias respecto a cómo transmitir y comunicar amor, pero también recibirlo, traduciéndose en los siguientes lenguajes del amor: 

  • Contacto físico. Hay una inclinación por dar y recibir amor a través del tacto, las caricias, cogerse de la mano o abrazos, ante las palabras u otros gestos. Es el lenguaje más poderoso. Estudios muestran que los abrazos prolongados elevan nuestras defensas, lo cual combate enfermedades e infecciones. 
  • Palabras de afirmación. Predomina una preferencia por las palabras, dichas o escritas, de apoyo, de amor y validación que transmiten que su pareja siente orgullo y feliz por estar con su pareja.
  • Regalos. Aquí el amor se transmite a través de experiencias, detalles y regalos. Puede parecer superficial, pero si miramos más profundamente vemos el significado detrás. Un regalo es recordar tu pareja en un momento sin que sea un día señalado, a veces es un proceso de búsqueda, investigación, preparación etc. Hay un tiempo invertido y el deseo de hacer feliz al otro. 
  • Actos de servicio. Estos actos son actos de amor para muchos e implican hacer alguna tarea, a menudo doméstica, para que la pareja no tenga que hacerlo. Es decir, se alivia la otra persona de cosas que no le gustan o que le resta tiempo de cosas que le resultan más valiosas, transmitiendo cariño y aprecio de esta manera. 
  • Tiempo de calidad. Pasar tiempo juntos, sin interrupciones, compartiendo, fortalece el vínculo entre las dos personas y para algunas personas es su manera preferida en la comunicación amorosa. 

Obviamente, todas estas maneras de expresar y recibir cariño son deseables para la mayoría de las personas, pero tenemos preferencias según significados. La siguiente pregunta es, de dónde viene el significado de nuestro lenguaje del amor. 

¿De dónde viene nuestro lenguaje del amor?

Como muchas de nuestras actitudes, conceptos, ideas de vida; nuestra manera de concebir el amor se basa en nuestras experiencias en la infancia y adolescencia, sobre todo en nuestra familia, pero también la relación con los iguales, en cómo personas significativas nos han amado. Si en nuestra familia se hacían unas cenas espectaculares, poniendo mucho esfuerzo en ello, es lógico que entendamos hechos como actos de amor. Por tanto, nuestro lenguaje del amor puede ser una prolongación de cómo nos han transmitido amor en nuestra niñez y juventud. No obstante, puede pasar todo lo contrario también, lo que hemos carecido, creando un vacío, lo compensamos con una preferencia precisamente por ese tipo de lenguaje del amor. 

El lenguaje de amor en la relación de pareja y problemas que surgen

Tendemos a dar lo que nos gusta a nosotros mismos. El problema es que quizá lo que nos gusta a nosotros quizá no sea valorado de la misma manera por nuestra pareja. Por ello, una persona con un lenguaje del amor priorizando los regalos, tiene detalles frecuentes con su pareja, mientras la otra persona quizá coloca ese lenguaje bastante abajo en su lista de preferencias. El primero puede llegar a sentirse frustrado cuando la transmisión que pretende no es recibida como desearía, mientras la segunda persona puede sentir que el otro no da suficientes muestras de cariño. 

Si podemos entender nuestras diferencias a nivel de necesidades, prioridades y comunicación se puede restablecer la armonía que una vez unió a la pareja. Sin embargo, si necesitáis un trabajo más profundo para mejorar la calidad de la comunicación siempre existe la opción de terapia de pareja con psicólogos especializados. 

¿Qué tipo de amor hay en tu relación?

¿Qué tipo de amor hay en tu relación?

¿Alguna vez te has planteado qué es el amor y qué es lo que lo compone, lo que hace que el amor sea amor? La pregunta puede parecer muy sencilla, pero desde un punto de vista científico muy complejo. El amor es uno de los sentimientos más intensos que podemos experimentar y tiene una gran influencia en nuestro ser, en cómo nos percibimos a nosotros mismos, a los demás y a lo que nos rodea. De la misma manera influye a nivel de comportamiento, tendemos a afrontar las cosas de forma distinta cuando experimentamos el amor y sobre todo el enamoramiento. Muchos psicólogos han dedicado décadas de investigación con el deseo de definir el amor. Robert Sternberg es uno de los psicólogos que ha hecho una importante aportación en este sentido con su Teoría triangular del amor. ¡Veámoslo!

Componentes del amor y diferentes tipos de amor

Según el psicólogo anteriormente señalado, el amor es una relación interpersonal que se basa en tres componentes: intimidad, pasión y compromiso. 

La pasión se fundamenta en el deseo muy intenso de índole romántico o sexual lo cual lleva a la búsqueda de cercanía física y/o emocional con la otra persona.

La intimidad se dirige a la cercanía, la conexión en la pareja y el apego uno al otro. La intimidad tiende a fortalecer el lazo entre las dos personas. 

El compromiso es una decisión de estar comprometido a la otra persona, de mantener la relación amorosa. 

“La pasión es la más rápida de desarrollar, y el más rápido que se desvanecen. La intimidad se desarrolla más lentamente, y el compromiso más gradualmente todavía. “

Robert Sternberg

Si sólo existe pasión en la relación se entiende que se trata de encaprichamiento. Si por otro lado se define únicamente por la intimidad el tipo de amor sería cariño. Cuando no hay ni pasión ni intimidad y la relación se basa en el compromiso, la decisión de estar juntos, se clasifica como amor vacío. 

No obstante, la cosa se complica algo más ya que los componentes del amor que hemos visto se pueden unir en diferentes configuraciones, interactuando entre ellos, dando lugar a estas relaciones de amor:

  • El amor romántico aparece cuando hay pasión e intimidad en la relación. A menudo en este tipo de constelación la pareja todavía no ha tomado decisiones respecto a su futuro, comprometiéndose uno con el otro. 
  • Una relación que se define por intimidad y compromiso se traduce en amor sociable. Se trata de una relación más fuerte que una amistad ya que existe el compromiso entre ambos y frecuentemente son relaciones que tiene cierta trayectoria en el que la pasión ha desaparecido, pero las dos personas se gustan, se aman y quieren seguir juntos. 
  • El amor fatuo aparece cuando se junta la pasión y el compromiso como puede ser una relación nueva que va con alta velocidad en el que se comprometen sin que se haya establecido la intimidad. Estas relaciones de pareja lamentablemente no suelen tener mucho éxito. 
  • En el amor consumado existen los tres componentes: pasión, intimidad y compromiso. Este tipo de amor puede ser relativamente fácil de lograr, pero más difícil de mantener ya que cada componente tiene que traducirse en comportamientos, sobre todo la pasión para no pasar a amor sociable. 

¿Cómo has clasificado tu relación? Quizá conociendo la Teoría triangular del amor te has llevado unas ideas sobre qué áreas y aspectos podrías intentar mejorar en tu relación de pareja, si es que necesita mejorar. Sin embargo, si tenéis dificultades para encontrar satisfacción en la relación siempre existe la posibilidad de acudir a un psicólogo para beneficiaros de la terapia de pareja.

¿Qué es el Síndrome del Impostor?

¿Qué es el Síndrome del Impostor?

¿Quién puede pensar que una persona con una carrera profesional exitosa y con grandes logros académicos pueda creer que todo es gracias a un golpe de suerte y, que esto, pueda finalizar pronto? 

¿Alguna vez has sentido que eres incapaz de asimilar los logros? ¿has sentido que estás engañando en tu trabajo? ¿Qué realmente no sabes tanto para ese puesto? ¿qué cualquiera podría hacerlo? O ¿has sentido que no mereces tu sueldo porque tampoco estás haciendo tanto? 

Si esto es así, este artículo te puede interesar. Desde Alae Psicólogos Fuengirola queremos ayudar a dar a conocer este síndrome, porque el simple hecho de conocerlo ya es terapéutico para quien lo pueda estar experimentando. El síndrome del impostor, es sentir que mis logros son golpes de suerte y no me los merezco. Vamos a ahondar un poco más en el tema. 

FAMOSOS Y EL FENÓMENO DEL IMPOSTOR

Son muchos los famosos que han reconocido públicamente ser víctimas de este síndrome. Entre ellas, nos encontramos a Michelle Obama. Generalmente, está relacionado con una baja autoestima y con una gran autoexigencia. Suelen ser personas muy eficientes, pero por muy buenos que sean en su trabajo, no dejan de sentir que son un fraude como profesionales, o que la atención sobre sus habilidades no es merecida. Es un síndrome realmente común entre, sobre todo mujeres, que han conseguido fama o éxito y lo atribuyen a la suerte. 

Otra personas conocidas que sufren o han sufrido este síndrome son Kate Winslet o Emma Watson ambas han compartido que durante años han tenido pensamientos del tipo: “No merezco nada de lo que he logrado”, “soy un fraude”

Albert Einstein vivió algo similar como impostor involuntario, ya que pensaba que su trabajo no merecía tanta atención como recibió. Los logros de Einstein, Obama, Winslet o Watson son completamente diferentes, pero tienen algo en común, y es que los todos tenían la sensación de fraudulencia. 

¿POR QUÉ SUCEDE ESTO?

La psicóloga Pauline Rose Clance fue la primera en estudiar este injustificable sentido de inseguridad. Durante su trabajo como terapeuta, observó que muchos de sus pacientes licenciados o graduados compartían la misma preocupación, aún teniendo buenas notas, pensaban que no se merecían el título universitario. 

Mientras tanto, Clance sabía que estos miedos eran infundados. Ella misma recordaba que se sentía igual durante su etapa de estudiante. Tanto ella como sus pacientes experimentaron lo que se conoce con un sinfín de nombres: el fenómeno del impostor, la experiencia del impostor, el síndrome del impostor

Esto no es una enfermedad, tampoco está relacionado necesariamente con la depresión o ansiedad. La gente que padece el fenómeno del impostor tiende a pensar que los demás hacen las cosas mejor o que son realmente expertos en comparación con ellos. Ese exceso de comparaciones con los demás, la alta autoexigencia, el perfeccionismo es lo que hay detrás de este síndrome. 

El sentirse un impostor no está restringido únicamente a gente altamente cualificada. Todo el mundo es susceptible de sentirse un fraude. Existe el fenómeno conocido como ignorancia pluralista, donde cada uno de nosotros dudamos, pero creemos que somos los únicos con estas dudas. Como no conocemos a nadie que se sienta así, pensamos que somos diferentes o que los demás no piensan o sienten igual, y que, por lo tanto, soy un bicho raro. 

CONSECUENCIAS DEL SÍNDORME DEL IMPOSTOR

  • Puede hacer que la persona que se siente así no comparta algunas ideas geniales en el trabajo. 
  • No solicitarán ningún trabajo donde pudieran destacar. 
  • Intentarán pasar desapercibidos.
¿CÓMO SUPERAR EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR?

Si te sientes identificado/a con la descripción del fenómeno del impostor, a continuación, desde Alae Psicólogos Fuengirola os proponemos lo siguiente: 

  • Habla con tus supervisores y con tus iguales: hablarlo con los compañeros/as ayuda a reconocer que los sentimientos del impostor no son tan raros como creemos. Esto normalmente ayuda a reconocer el progreso y crecimiento personal, en lugar de compararse con los demás.
  • Recuérdate todas las cosas que sabes hacer y que haces bien. Todas las cosas conseguidas, y felicítate por ello. 
  • Trabaja esos pensamientos dañinos. 
  • Entiende que nadie es perfecto. 

Si te sientes identificado/a con estos síntomas, pero no remiten, es importante consultar con un profesional.  

Lidiando con la incertidumbre en tiempos de pandemia

Lidiando con la incertidumbre en tiempos de pandemia

Aunque la vida es pura incertidumbre, esta se agudiza en tiempos de pandemia. La situación es la que es, y no la podemos cambiar, pero sí que podemos cuidar lo que pensamos y como afrontamos lo desconocido para hacer frente a circunstancias difíciles. 

¿Qué papel juega la incertidumbre en nuestro día a día?

La pandemia del COVID-19 ha aumentado la incertidumbre laboral, económica, el miedo a contagiarnos… Como seres humanos nos gusta sentirnos seguros y tener control sobre nuestras vidas. El miedo y la incertidumbre pueden hacer que te sientas cansado/a, estresado/, ansioso/a, frustrado/a sobre la dirección que está tomando nuestra vida a día de hoy, y sin poder hacer casi nada. Todo esto puede atraparnos en una espiral interminable de “¿y si…?”, “¿qué pasará si…?” y, siempre suelen aparecer los peores escenarios posibles en nuestra mente, como forma de intentar controlar aquello que no podemos controlar, porque no depende de nosotros. 

Cada persona es diferente, y, por lo tanto, la tolerancia a la incertidumbre varía de unos a otros. Hay gente a la que le gusta correr riesgos y sentir esa incertidumbre, en cambio para otras personas supone una profunda angustia y ansiedad. Aunque cada uno tolere la incertidumbre de diferentes formas, todos tenemos un límite. 

Si te sientes preocupado/a y abrumado/a por la situación actual, no estás solo/a, somos muchos en el mismo barco ahora mismo. A pesar de lo indefensos/as que nos podamos sentir, es importante saber que hay pasos que podemos ir dando a diario para lidiar mejor con las circunstancias incontrolables, para así poder aliviar la ansiedad y enfrentarnos a lo desconocido con más confianza y seguridad. Lo que nos ha enseñado el corona virus es que la vida puede cambiar muy rápido y de forma impredecible, podemos enfermar rápidamente o podemos perder nuestro trabajo de un día para otro. 

Una forma de lidiar, de una manera no tan sana, con tanta incertidumbre, es a través de las preocupaciones. Las preocupaciones nos “ayudan” a predecir ese futuro incierto para intentar evitar futuras sorpresas engorrosas. Las preocupaciones presentan una trampa, y es que, dan la sensación de “control” sobre tanta incertidumbre. Por ello, tendemos a pensar que el preocuparnos nos ayuda a encontrar una solución ante un posible problema o nos prepara para un posible desenlace fatal. Pero por desgracia, esta no es la solución. Las preocupaciones no dan el control sobre situaciones incontrolables. Lo que si que hacen las preocupaciones es gastar tu energía, quitarte las ganas de disfrutar del presente y, muy probablemente, mantenerte despierto/a una noche tras otra.

Os proponemos desde Alae Psicólogos Fuengirola-Málaga formas más sanas de lidiar con tanta incertidumbre:

  1. Actúa sobre las cosas que si puedes controlar: es decir, no puedes controlar el avance del virus o la recuperación económica, pero si puedes, por ejemplo, si has perdido tu trabajo durante la pandemia, poner tu energía y esfuerzo en enviar curriculum, buscar ofertas, crear algo nuevo. Otra forma de controlar el virus que dependa de nosotros, es lavarnos las manos a menudo, mantener la distancia, evitar sitios donde pueda haber mucha gente… al ocuparte de la parte del problema que sí puedes controlar, pasarás de cavilar de forma ineficaz a la resolución activa del problema. En cambio, hay otras situaciones en las que nada depende de nosotros, aquí es importante manejar la actitud y gestionar la respuesta emocional, siempre acorde a la situación. Permítete experimentar la incertidumbre, de esta manera puedes reducir el estrés y aceptar mejor las circunstancias. 

  1. Desafía tu necesidad de control a través de las siguientes preguntas:  

– ¿Qué consigues al intentar controlarlo todo? 

– ¿Qué hay realmente seguro?

– ¿Asumes directamente que por el hecho de no saber qué va a suceder, tiene que ser algo negativo? ¿Cuál es la probabilidad?

  1. Aprende a aceptar la incertidumbre sobre qué pasará:

– Identifica que desencadena esa incertidumbre: si es ver las noticias, escuchar los miedos de los demás, la necesidad de saber que pasará…

– Reconoce en qué parte del cuerpo la sientes:  haz un escaneo de tu cuerpo, para ver dónde lo sientes. Si notas tensión en el cuello o en los hombros, dificultad para respirar… tómate un momento para hacer una pausa y reconocer qué está pasando. 

– Permítete sentir incertidumbre: en lugar de centrarte en intentar controlar lo incontrolable, permítete sentir el malestar de no poder hacer casi por esta situación. 

  1. Céntrate en el presente y gestiona la ansiedad y el estrés: haciendo deporte, dedicando tiempo a la relajación, manteniendo una dieta saludable, poniendo límite al tiempo que dedico a leer cosas del COVID o ver las noticias, asegurándote estar leyendo o viendo noticias contrastadas. 

Como siempre decimos al finalizar cada entrada del blog, desde el equipo de psicólogos de Alae Psicólogos Fuengirola os animamos a poner en práctica todo lo expuesto anteriormente. Si sientes que no es suficiente y que no consigues reducir los niveles de ansiedad, es importante acudir a un profesional.

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