Dependencia emocional
¿Das todo en tus relaciones? ¿Hay una persona en tu vida que es todo para ti? ¿Crees que hay una media naranja para ti, esa persona especial? ¿Tienes miedo de estar sin alguna o algunas personas en tu vida? ¿Tu estado de ánimo y bienestar depende de otros? ¿Hay una relación en tu vida que te genera ansiedad? ¿Antepones el bienestar ajeno al tuyo?
Respuestas afirmativas a las preguntas anteriores pueden indicar que efectivamente estamos ante un caso de dependencia sentimental. Dicha dependencia a menudo se asocia a las relaciones de pareja y como psicólogos nos encontramos con mayor frecuencia ante estos casos, y por ello centraremos el presente artículo en el ámbito amoroso. No obstante, la dependencia afectiva puede darse en diversas relaciones: con los padres, amigos, los hijos, compañeros etc.
Cuando una persona expone comportamientos adictivos en una relación interpersonal que se caracteriza por asimetría (dos personas que no tienen un estatus de igualdad en la relación) estamos ante un caso de dependencia sentimental. Todos deseamos y necesitamos afecto y reconocimiento, pero cuando estos deseos son desproporcionados y patológicos se convierte en dependencia. Asimismo, el dependiente emocional necesita a la otra persona, igual que un adicto a las sustancias tóxicas necesita consumir con cierta regularidad. Esto le lleva al dependiente a ansias por recibir cariño, dejar otras relaciones a favor de la relación de pareja, asume un papel sumiso complaciendo constantemente al otro. El dependiente también puede permitir comportamientos no deseados por parte de su pareja, idealizándola y haciendo excusas por él/ella para poder seguir en la relación. La persona que sufre dependencia emocional hará casi lo que sea por evitar que termine la relación o retomarla si se acaba, ya que “no puede vivir” sin esa persona, tiene miedo a quedarse solo/a, pero en el caso de que sus esfuerzos sean en vano, se lanzará rápidamente a buscar pareja nueva.
La dependencia afectiva se fundamenta en una baja autoestima que desemboca en dudas respecto a la propia capacidad, de ser suficientemente bueno/a, de poder estar solo/a. Por eso, la dependencia emocional se verá mantenida por la conducta adictiva buscando aprobación y cariño por parte del otro, e ideas románticas sobre el amor como “el amor puede con todo”, que hay un príncipe azul/princesa rosa específico para esa persona, una media naranja que es la parte que le falta. Así coloca sus carencias en la otra persona, necesitando que cubra dichas carencias. En nuestra consulta de psicología vemos a menudo que los dependientes definen una relación de apego excesivo, “pegajosa”, como dos personas unidas, sosteniéndose en esa idealización romántica.
Cabe destacar que personas que sufren la dependencia emocional tienden a buscarse una pareja con carácter dominante, posiblemente por sentirse incapaces de una multitud de cosas, mientras el dominante transmite lo opuesto, de ser muy capaz, aunque en términos prácticos no siempre es el caso. La dominancia puede ser una compensación de una baja autoestima, y en ese caso la relación será más “peligrosa” para el dependiente ya que el dominante forja su autoestima con la dependencia sentimental del otro. De hecho, hay diferencias entre como los dos sexos expresan la dependencia. Mientras las mujeres en su mayoría tienden al autoengaño, evitación o negación, hombres pueden expresar su necesidad de forma más agresiva, menospreciando a su pareja. De ahí, es muy posible que dos dependientes emocionales encuentren su alma gemela en el otro, y la dependencia de cada uno mantiene al otro.
Como la dependencia afectiva se basa en la necesidad de reconocimiento por parte del otro, es fundamental trabajar la autoestima del dependiente emocional. De esta manera el reconocimiento puede surgir desde el mismo dependiente, disminuyendo así la necesidad de aprobación externa, fomentando un equilibrio entre las fuentes. Igualmente, las habilidades sociales, en concreto conocer los derechos humanos, el saber decir no y practicar asertividad tienen un papel importante en la terapia psicológica.
Si crees que tú u otra persona de tu entorno sufre dependencia emocional, lo suyo es acudir a un psicólogo cuanto antes para no agravar el problema. El acabar con la dependencia sentimental no significa necesariamente que tenga que acabar la relación amorosa, sino en algunos casos sanearla o incluso salvar la relación ya que la dependencia acaba desgastando a la misma.