¿Quién soy? ¿Quién quieres ser?
Como psicólogos escuchamos con relativa frecuencia personas preguntándose quiénes son, cómo son. A menudo tenemos una idea sobre nuestra propia persona, pero a veces entra en conflicto con por ejemplo otras ideas que tenemos, con nuestro propio comportamiento o con percepciones ajenas sobre nuestra persona, como en conflictos cuando nos etiquetan de forma lejana a nuestra creencia. Estas disonancias pueden crear confusión sobre la identidad propia.
Muchos piensan en la personalidad como algo estático, “yo soy así”, y no se puede cambiar. Ciertamente venimos condicionados por un marco genético y una historia de aprendizaje a raíz de nuestras experiencias. No obstante, la inflexibilidad no es tan grande como nos pueda parecer, podemos influir mucho más en nuestra auto-imagen de lo que pensamos. Y las buenas noticias es que podemos empezar a introducir cambios hoy mismo.
Somos lo que hacemos
Gran parte de nuestra identidad se construye sobre las acciones, lo que hacemos. Si hago mucho deporte, ser deportista forma parte de mi identidad. Por ello, la respuesta a la pregunta “¿Quién soy?” se puede convertir en “¿Cómo quisieras ser?”. Poner adjetivos suele resultar bastante sencillo. En el siguiente paso podemos preguntarnos qué es lo que convierte una persona en tal adjetivo. Si me planteo querer ser sociable, puedo iniciar ciertas actividades que me permitan ir conociendo personas, puedo mejorar las relaciones existentes iniciando contacto más a menudo, mostrar interés por la otra persona preguntando sobre ellos, incrementando muestras de afecto o dando cumplidos. Si quiero ser una persona resolutiva, debo enfrentarme a mis problemas con prontitud y eficacia, sin procrastinar (ir dejando asuntos y proyectos para más adelante). Si quiero ser una persona saludable puedo mejorar mis hábitos alimentarios, iniciar actividad física etc.
Otra manera de enfocar el tema podría ser coger una persona como referente, una persona que tienen características que nos resultan gratas, y preguntarnos qué es lo que hace que nos resulte tan interesante/divertida/cariñosa…
Independientemente, lo importante es plantear objetivos pequeños y sobre todo concretos. En su conjunto pueden florecer en una característica de personalidad.
Es que no es tan sencillo…
Obviamente no todo está a nuestro alcance de forma inmediata. Para ejemplificar, miedos pueden frenar nuestro desarrollo en contextos sociales. Si sabemos que tenemos esa dificultad no implica que no lo podamos lograr. Precisamente por ello recomendamos dar pequeños pasos en la dirección deseada y así ir aumentando la confianza para seguir dando pasos. Igualmente de forma inicial nos sentimos raros haciendo cosas que no solemos hacer. Descuida, lo que haces ahora, lo defines como tú y tu forma de ser/tu normalidad, lo son porque lo has repetido muchas veces. Lo mismo tiene que ocurrir con estos nuevos comportamientos hasta formar parte de nuestro repertorio habitual. Y si vemos que la barrera es superior a nosotros siempre podemos acudir a un profesional para trabajar dicha dificultad y así poder lograr lo que nos proponemos.